El abonado en Olivar

La fertilización es fundamental para mantener el olivar en buenas condiciones.

Al finalizar el reposo invernal, el olivo inicia el proceso de ciclo vegetativo con la brotación, durante este proceso los brotes del olivo darán paso a nuevas hojas, yemas y tallos, así como a nuevas flores que permitirán la reproducción de la planta.

Es justo en este momento cuando el olivo comienza a necesitar el mayor índice de nutrientes para favorecer un mayor aprovechamiento.

El abonado tiene como objetivo aportar al suelo los nutrientes que la planta extrae, o enriquecer éste cuando la concentración en uno o varios es insuficiente como para asegurar la correcta alimentación del olivar.

En la programación del abonado debe tenerse en cuenta simultáneamente los siguientes factores: el tipo de suelo y sus contenidos en nutrientes, considerando la capacidad de este para bloquear o absorber los nutrientes; productividad media de olivar y el desarrollo vegetativo de los árboles; el historial del abonado realizado en años anteriores; el estado nutritivo de los árboles y los posibles estados de deficiencias; y en los regadíos el contenido de nutrientes de las aguas empleadas, así como otras eventuales aportaciones.

En base a todo ello un asesor podrá realizar un plan de abonado que permita una buena producción, y además mantenga a largo plazo la fertilidad del suelo. A continuación vamos a realizar una rápida revisión de recomendaciones sobre el abonado en el olivar.

NITRÓGENO

El Nitrógeno es un elemento esencial en la fertilización, que induce una rápida reacción del árbol, acelerando la actividad vegetativa y el desarrollo de la planta, y en multitud de situaciones agronómicas proporciona aumento de producción y una interesante rentabilidad al gasto realizado.

La adecuada alimentación del nitrógeno (que además de formar parte de las proteínas, está implicado en numerosos mecanismos fisiológicos y metabólicos entre otros) depende fundamentalmente de la disponibilidad de agua en el suelo. En cultivos de secano, deberá acomodarse las aportaciones en las fechas en las que haya humedad en el suelo. En general, se recomienda la aportación de nitrógeno a la salida de invierno o principio de primavera.                

FÓSFORO

El fósforo (P) es un elemento imprescindible para la vida de los vegetales, interviniendo en la división celular y el desarrollo de los tejidos meristemáticos. Además está implicado en el transporte de la energía capturada por la fotosíntesis. En suelos calizos existe fosfatos cálcicos de muy lenta liberación y fosfatos tricálcicos insolubles. Al aportar P al suelo puede haber una fijación irreversible del mismo, siendo el P orgánico el más fácilmente movilizable por la movilización del humus. La dificultad de asimilación en suelos calizos puede estar compensada en parte por la simbiosis de las micorrizas con las raíces.

POTASIO

El potasio (K) se encuentra principalmente en forma iónica en las vacuolas celulares es muy móvil dentro de la planta, actuando en la formación de hidratos de carbono y grasas, así como en los procesos de asimilación, respiración y movimiento del agua en la planta, estando implicado en la regulación de la apertura y cierre de los estomas. Por esta razón, los árboles con niveles bajos de K pueden ser más sensibles al frío, a la sequía y al ataque de hongos ("repilo" fundamentalmente).

Actualmente el potasio es el elemento, desde el punto de vista nutritivo, que causa mayor problema en el olivar. Normalmente se encuentran concentraciones relativamente altas en estos suelos, aunque puede estar bloqueado por los carbonatos o absorbido por las arcillas. El consumo del árbol aumenta a medidas que se va desarrollando el fruto, actuando éste como sumidero, acumulándose en la aceituna madura, grandes cantidades de este elemento. Por esta razón es aconsejable realizar una recogida temprana de la aceituna, ya que su retraso no aporta ningún beneficio y solo consigue aumentar las extracciones de este elemento por el fruto.

 

El abonado es una labor muy importante para conseguir una buena producción, junto con las buenas prácticas de poda, la buena gestión del suelo, y el correcto control de plagas y enfermedades.

Recuerda que la cosecha de un olivar dependerá de todas las buenas prácticas agrícolas y crecimientos de tallos del año anterior.

 

 

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